¡Qué día, vo!
La lluvia al fin cesó poco después del amanecer, lo que no impidió que “El Uru” Diego Achard se despertase sobresaltado alrededor de las 7.30 del sábado 30 de septiembre de 2017 con un llamado a su celular que lo hizo levantar de la cama con un salto y salir desesperadamente de su casa: el encargado de la cancha le acaba de informar que la misma no se iba a poder utilizar ese día debido a las abundantes precipitaciones producidas desde la noche anterior.
Ante esta situación, el partido amisto de Nápoli Argentino en Montevideo corría serio riesgo de suspenderse, a pesar de que los jugadores provenientes de Buenos Aires ya estaban embarcados en el Río de la Plata,
Sin margen para el error, Achard se movió rápido como un bombero y en un par de horas logró reservar otra cancha para que el partido se disputase.
Este campo de juego funcionaba en el Complejo Independiente Universitario (CIU), ubicado a la vera de la Ruta Interbalnearia Gral Liber Seregni, en las afueras de la capital uruguaya, cerca del Aeropuerto Internacional de Carrasco y en el departamento de Canelones.
Sin embargo, éste era un predio distinto al que estaba previsto para albergar el tan esperado asado del tercer tiempo y donde en un primer momento se iba a jugar el encuentro futbolístico entre los napolitanos y un combinado local.
“Yo la estoy como si hubiese jugado”, dijo Achard a la delegación visitante cuando la fue a recibir al puerto montevideano, en alusión a lo que había tenido que correr de un lado al otro para conseguir cancha a último momento.
Por su parte, la comitiva napolitana estaba compuesta por 12 jugadores (10 del plantel actual de Superiori), el director técnico (Fernando) y su ayudante (Vity), y el jefe de "la barra" (Tatú), quienes respiraron aliviados cuando, por un lado, el anfitrión les aseguró que se iba a jugar a cómo de lugar; y, por el otro, percibieron que el sol asomaba intenso detrás de las últimas nubes altas y el pronóstico anunciaba que no iba a volver a llover hasta el domingo.
Además, Achard se había encargado del traslado del equipo visitante hacia el campo de juego en varios autos particulares: el suyo y el de otros jugadores del conjunto uruguayo como Daniel Godín, Pablo Zarauz y Pablo Aita, y el parrillero Leonardo.
El acceso a la cancha del CIU fue a través de una serie de caminos de asfalto ondulantes repletos de baches y otros de tierra aun mojada que zigzagueaban por una bella zona campestre donde se situaba una gran cantidad de barrios privados y countries.
A raíz de la lluvia, el campo de juego se encontraba húmedo y resbaladizo, al tiempo que el césped alto absorbía la mayor cantidad de agua y evitaba que el suelo se embarrase, por lo que las condiciones estaban dadas para jugar el partido, el cual contó con una terna arbitral muy profesional, que parecía estar dispuesta a hacer honor a sus colegas que desde hacía una semana realizaban un paro de actividades en reclamo a la brutal agresión sufrida por dos compañeros que dirigían un encuentro entre juveniles, por lo que el campeonato de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) continuaba suspendido.
Una arenga previa
Nápoli Argentino formó con Sergio -histórico ex miembro del equipo Superiori- al arco; Iván, Ale, Diego y Gula en el fondo; Mane, Leo y Peruano en el medio; Darío de enganche; y Ricky y Cristian L. adelante; quedando únicamente en el banco de los suplentes Chuger, un integrante de Libres actualmente con el pase en su poder y alejado provisoriamente de la competencia oficial.
Enfrente se paró el equipo liderado por Achard, otro ex jugador de Superiori, que no contó con un director técnico pero sí con un mayor recambio y el plus de la localía.
Mientras Fernando seguía atentamente las incidencias del partido pegado a la línea de cal y Tatú sentado en las gradas de madera, Vity tomaba cientos de fotografías con la cámara de Gula.
El primer tiempo comenzó con ambos equipos estudiándose el uno al otro y también el terreno, sobre el que la pelota resbalaba con facilidad. Y con el correr de los minutos, Nápoli tomó el control de la pelota, en tanto que el rival apostó a salir rápido de contra.
Así transcurrió la etapa inicial, que concluyó 1-0 para el visitante gracias a un gol de Ricky, quien definió contra el palo izquierdo del “golero” una jugada colectiva que había progresado por derecha. Para entonces ya había saltado a la cancha Chuger, quien ocupando la posición de “4” sufrió un desplazamiento de un hombro, lo que requirió la salvadora intervención del doctor Jorge Suárez, delantero del conjunto local.
A partir del complemento, los cambios en ambos equipos se sucedieron uno tras otro buscando rotación y alternativas, mientras que el pasto se secó y comenzó a consumir las energías de los jugadores, por lo que el ritmo del partido se tornó un poco más lento.
En ese escenario, Ivań, quien había pasado a jugar de volante, montó una gran jugada individual en la que se filtró entre los centrales a pura gambeta y definió suave con un toque sobre el cuerpo del arquero: 2-0.
Enseguida, el equipo visitante amplió la ventaja con un penal convertido por Cristian L., aunque el 3-0 pareció relajar demasiado a los napolitanos, lo que permitió el descuento de Achard, también a partir de una dudosa falta dentro del área y que Sergio casi contuvo en una de sus pocas intervenciones.
Tras unos momentos de zozobra y desorden, la visita -que debió reponerse a la salida por lesión de una pieza clave como Diego- contuvo algunos contra ataques de los locales y luego pudo estirar la ventaja con un golazo de Mane, quien desbordó por derecha, en posición de “8” y pateó contra el primer palo ante la salida del arquero: 4-1.
Ya faltaba pocos minutos para el final del partido, cuando Ricky selló el marcador con su segundo tanto del partido aunque, previamente, tanto el Peruano como Darío tuvieron sendas clarísimas situaciones de gol. Pero el primero la estrelló en el ángulo con el arco vacío y el segundo perdió el duelo mano a mano con el “golero”.
¡5-1 y segundo triunfo internacional en la historia de Nápoli Argentino en misma cantidad de partidos! (N. de R.: en marzo de 2012 se disputó un amistoso ante el conjunto uruguayo Aldo Macchio que terminó 5-3 para el conjunto argentino).
Los festejos por el triunfo -el primero para casi todo el plantel napolitano excepto para Ricky, Ale, Cristian L., Chuger y Vity, quienes habían disputado el encuentro de 2012-, se trasladaron al quincho semicubierto donde el parrillero Leonardo se encargó de cocinar el asado mientras se disputaba el partido.
Allí, los visitantes pudieron darse una ducha rápida y disfrutar de la infaltable y sobresaliente hospitalidad de los hermanos uruguayos, que los deleitaron con una entrada de achuras (chorizo, molleja, morcilla vasca y choto -una especie de chinchulín grueso-), carne vacuna de primera, cerveza nacional, fernet con cola y whisky importado. ¡Ah!, y de postre, un delicioso salchichón de chocolate, una comida dulce con forma de embutido y rellena de galletitas trituradas.
Durante el almuerzo-merienda, los visitantes reconocieron la labor de Achard y sus compañeros como grandes anfitriones con una serie de obsequios, entre ellos, la camiseta “7” -el número que utilizaba el uruguayo- obtenida como premio en 2010, cuando Nápoli obtuvo su único título.
También hubo tiempo para los chistes, las fotos y para que cada uno de los presentes dijese unas palabras alusivas sobre tres conceptos claves: “fútbol, amistad y asado”; y así desfilaron por la cabecera de la mesa los integrantes de la delegación visitante, excepto por Leo, quien, como explicó sabiamente Cristian L., “él habla en la cancha”. Así son los cracks.
“Me van a hacer llorar”, bromeó un Achard emocionado, quien no se quitó la “7” durante el resto de la reunión que concluyó a la par de un atardecer prematuro ya que e sol volvió a esconderse entre los nubarrones aunque la temperatura siguió siendo agradable a pesar de las nuevas sombras.
Y después de una emotiva despedida fraternal, arribó al predio la combi reservada para trasladar a los jugadores napolitanos hasta el hotel 4 estrellas ubicado en la Rambla Gran Bretaña, a pocas cuadras del Mercado del Puerto, en plena Ciudad Vieja y frente a la costa del río.
Tal como había ocurrido en el memorable viaje de 2012, el trayecto en combi hacia el alojamiento fue una fiesta con cánticos (sonó el himno “vamo la celeste...”), bromas (“no hablemos con la prensa”, chicaneó director técnico, tal como lo había hecho en el hall de arribos del puerto, tan desierto de periodistas como el lobby del hotel) y la planificación para continuar la celebración por la noche.
Y como todavía era temprano, luego del check-in, los jugadores se retiraron a sus respectivas habitaciones para bañarse y descansar un rato. La delegación se dividió en tres habitaciones cuádruples y dos dobles ya que inicialmente, Xavi iba a ser de la partida pero a último momento, por cuestiones laborales, debió desistir de viajar, incluso; cuando ya había pagado por su pasaje ida/vuelta en barco. De esta manera, los dormitorios quedaron dispuestos de la siguiente manera: Cristian L., Fernando, Tatú y Ale; Gula, Darío, Leo e Iván; Sergio, Vity y Peruano; Diego y Mane; y Chuger y Ricky.
Para algunos el descanso fue prolongado mientras que otros prefirieron salir a pasear apenas anocheció por temor a quedarse dormidos y perderse toda la velada. Así que un primer grupo caminó por la rambla hasta el corazón de la Ciudad Vieja donde ingresaron a tomar y “picar” algo en un bar donde desde hacía 86 años preparaban la mejor pizza “al tacho”; es decir, al molde y sin salsa de tomate.
Esta picada se convirtió en la cena, la cual fue acompañada por más cerveza uruguaya y contó con la fugaz visita de Achard, quien; a sabiendas de donde se encontraban sus amigos argentinos, pasó a saludarlos antes de ir a una comida junto a su esposa.
“Hay que repetirlo”, fue la frase final del anfitrión, quien propuso una revancha en territorio argentino con fecha a confirmar. “Eso sí, juguemos un truquito y comamos asado. Nada de fútbol que hoy ya la pasé bastante mal en la cancha ¡Jajaja!”, bromeó justo antes de partir.
Por su parte, los jugadores napolitanos se trasladaron luego unas cuadras, cruzando la histórica Plaza Independencia (frente a la cual se había hospedado el equipo de 2012), hasta el Casino, donde Cristian L. e Iván prolongaron su buena racha en la mesa de Black Jack y la ruleta, respectivamente.
Mientras aguardaban a los integrantes de la delegación más rezagados, rodeados de frenéticos y adinerados jugadores de origen oriental, los dos goleadores salieron ganadores y todos juntos partieron a pie hasta un bar cercano donde escucharon buena música y brindaron por los resultados positivos no sólo a nivel juego sino también humano; en definitiva, lo más importante de la jornada, el viaje y siempre.
Embarcados de ida
El arribo al puerto de Montevideo La terna arbitral
La previa de Ale y Chuger, Darío e Iván, y Cristian L. y Gula



Leo y Cristian L. Tatú y Diego Achard Gula y Leo


Fernando junto a Peruano y Tatú Mané, con pelota al pie.


Todo OK, Ricky! Una charla previa


Cristian L. recibe y aguanta Diego la toca


El "10" le pega Iván la pone contra el piso


Ricky desborda El "10" tira el centro


Ricky celebra su primer gol con Peruano Gula y el DT, relajados en el ET



Diego, Gula, Mane, Darío y Leo Diego Achard en acción Ale


Chuger Cristian L.


Darío Diego


Gula marcado La delegación completa


Leo, el crack del medio! Mane tras marcar su gol


Cristian L. convierte de penal El Peruano en velocidad


Ricky goleador Sergio, arquero seguro


Tatú mirando tranquilo La chance de gol de Peruano


Los dos equipos juntos La "7" para Diego Achard
El tercer tiempo Más remeras de regalo
Leonardo, el parrillero El alojamiento, un lujo
El día después Paseo por la Ciudad Vieja
Comentarios
Resumiendo.....te felicito chale por la crónica de este viaje y del resto del grupo( incluidos ahora los uruguayos vo) no tengo palabras para describir lo gente que son!!!